jueves, 22 de mayo de 2008

"Tierra" de Médem. 8/10


“Tierra”, de Julio Médem, fue estrenada durante el año 1996 sin crear demasiada polvareda. Fue continuadora estilística de las primeras dos obras del autor, “Vacas” y la “Ardilla Roja”. En Tierra, Médem conserva gran parte del plantel de actores de sus primeras obras. Posiblemente, la tercera es la mejor de las tres, ya que muestra en cada uno de sus fotogramas mayor madurez y complejidad.

“Tierra” resulta ser una fantasía prodigiosa, fascinante, paladeamos lo que debe ser estar durante casi dos horas en la mente de un nuevo genio, Julio Médem, guionista y valedor intelectual del proyecto. Contemplamos que la grandiosidad de la obra deja anonadado a quién la ve, sobre todo por su mundo de las ideas en donde cualquier entelequia placería a su gusto.

El lema creativo del film podría ser “la imaginación al poder”, puesto que todo circunda, fuera y dentro del producto final, alrededor de esta premisa. El protagonista acusa su imaginación hasta que le lleva a una locura hermosa; el director, previsible deudor de la demencia imaginativa, entrelaza los paradigmas y ensoñaciones en una obra heredera de Shakespeare por su sagaz método creativo, donde la predisposición a la belleza discursiva de Ángel, el personaje que encarna Carmelo Gómez, lidia con finura en cada una de las conclusiones reflexivas, mostrando una amalgama de frases sublimes e intenciones inmejorables.

Cabe la posibilidad de que yerre Médem en alguna parte de la historia donde resulta algo previsible. Médem también se pasa de revoluciones en el manejo de la historia, desvirtuando lo que parecía ser una fábula. Finalmente, abusa de la simplicidad de algunos personajes y de la complejidad de otros, y esto provoca un desnivel que, en algunas ocasiones, es difícil de saltar por el espectador, aunque este presuma de ser muy avezado. Para dar un ejemplo, sobran los minutos nucleares del padre del personaje que interpreta Emma Suárez, porque el personaje ya estaba desnaturalizado dentro de la película desde su maravillosa intervención al principio de la misma.

En esta película, la cacareada calidad musical de Alberto Iglesias no pasa de ser un buen acompañamiento, que no impresiona, pero de forma directa y, puntualmente, agresiva, pone el punto sobre la i.

Tierra rezuma las mejores características del cine europeo y mundial. Médem ostenta la bandera surrealista en el anodino cine español, en donde hay demasiadas denuncias y pajaritos que no encuentran el norte. La recomendación es clara y sin ambages, si la sumamos a las positivas “Los amantes del círculo polar” y “La ardilla roja”, todas ellas convierten al director donostiarra en el mayor exponente del cine español disímil.

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1 comentarios:

A las 22 de julio de 2008, 19:42 , Blogger Nelo ha dicho...

subnormal

 

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