lunes, 12 de mayo de 2008

"Tocando el cielo" pot Macdonald. 8/10


El espectador que antes de ver “Touching the void” crea que esta película trata sobre montañismo se equivocará completamente. El film inglés gira en torno a la voluntad, la lucha por la supervivencia, el acompañamiento infinito de la muerte, el esfuerzo absoluto por encima de lo posible, la vida y la muerte si queremos ser petulantes.

Esta película documental estrenada en el año 2003, fue dirigida por el afamado y experimentado documentalista Kevin Macdonald, creador de “One day in September” o “My Enemy´s Enemy”.

“Tocando el cielo” resulta ser uno de los mejores documentales de esta década, ya marcada por el fuerte desarrollo de la creatividad documental, junto con su llegada masiva a la gran pantalla y, por tanto, la aparición de los beneficios económicos.

65 años después de que Leni Riefensthal dirigiera su “Triumph des Willens”, aparece de la nada, hecho cine, el verdadero triunfo de la voluntad de la mano de dos escaladores británicos, Joe Simpson y Simon Yates, que, a mediados de los 80, lucharon contra su ambición y contra el destino cuando subían en Perú, para después bajar, el pico casi vertical de 7.000 metros “Siula Grande”.

Documentales sobre accidentes montañeros se han hecho muchos desde hace décadas en la pequeña y en la gran pantalla, pero casi nunca se han presentado junto a una dramatización tan cuidada y precisa, como la que hay en el caso de “Touching the void”. En este film destaca la fotografía de Mike Eley y la creíble representación de los actores en todos los momentos claves, mientras las voces en off de los implicados repasan con supuesta honestidad sus vivencias en la montaña.

Estremece especialmente el relato de Simon Yates, porque en la realidad se vio con un pie en la tumba, sino con los dos. Por esta razón que se representa sin morbo, impresionan los detalles con los que narra la autosugestión a la que tuvo que someterse, para no dejarse desfallecer durante los momentos más críticos. En el rostro y en el relato de Joe Simpson vemos recorrer la ambivalencia de quien salva la vida pero deja a su compañero bajo la suerte de la montaña. El espectador le perdona y le comprende, sentimos empatía con él por la humanidad de su historia.

La exacerbación del sentimentalismo no deja de ser uno de los errores minúsculos de la cinta, sobre todo por el uso inadecuado de la música. Los directores no confiaron plenamente en el poder emotivo de la historia, es un desliz, y decidieron agregar sal y azúcar a un plato que ya estaba en su punto.

La película es recomendable a más no poder, después de verla notamos un insuflo de aire fresco que nos da fuerzas incontestables para poder rebatir al mundo, en nuestras vidas, por sus ganas de ponernos trabas.

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2 comentarios:

A las 14 de mayo de 2008, 2:32 , Blogger Unknown ha dicho...

Acabo de descubrir esto.
Vale.

Abrazos.

 
A las 22 de julio de 2008, 19:45 , Blogger Nelo ha dicho...

tontín

 

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