domingo, 11 de mayo de 2008

Naufragio de Hitchcock. 7/10


“Ciudadanos a la deriva de la 2ª guerra mundial”, bien podía haberse llamado así la película que dirigió el notable Alfred Hitchcock en 1944, durante el declive y consiguiente “Happy End” de la “Segunda Gran Guerra”.

“Náufragos” no es una sencilla épica de aventuras en lucha por la supervivencia, de hecho, es casi todo menos un film dotado de llana simplicidad. Podemos vislumbrar en cada secuencia dobles lecturas, unas políticas y otras menos ocasionales. El autor inglés, famoso por su oda a lo banal, se calza el mono de trabajo y pone su granito de arena en el desafío de ganar la guerra ideológica y moral a los alemanes o “alemanados” que vivían en aquel globo terráqueo que estaba en previsible implosión.

Esta película se sumó a un grupo de películas Hollywoodienses, hechas entre el 39 y el 45, que pensaban más en la guerra que en el arte. Destacó la figura del también inglés Cary Grant, con títulos como “Once Upon a Honeymoon” o “Penny Serenade”.

Resulta una sorpresa, a 64 años vista, ver una película de Hitchcock politizada, en la que puso a caer de un burro a los alemanes, que resultaban ser nazis, y los deshumanizó con profusión, ya que les extrae en “Náufragos” valores esenciales para cualquier raza, por muy pura que se les pinte, como la bondad y, de paso, también les excluye de la concesión de una segunda oportunidad.

A colación de esta visión anti - alemana, los dos personajes alemanes se distinguen como símbolos ideológicos del panorama histórico – político de la primera mitad del siglo XX y de sus contiendas. Mientras los americanos, emigrados o no, son muestras del democratismo y de la caridad judeocristiana. Los alemanes son rastreros superhombres al servicio del mal.

La aparición del segundo alemán, más joven, mejor armado y con la mirada mucho más amenazante (paradigma del Nazismo) ratifica la idea implícita que se distingue en la película, que no deja de ser otra que aquella que dice que la aparición del nazismo fue consecuencia de la indolencia de las grandes naciones vencedoras de “La Primera Gran Guerra”, que con ingenuidad dejaron libre la gestación de una nueva generación alemana asqueada y avergonzada por la primera “Gran” derrota, pero que a su vez necesitaba de la venganza para poder continuar su desarrollo.

En “Náufragos” las disquisiciones morales de los personajes son, quizás, de mayor planicie que en otras películas del inglés. A causa del servicio utilitarista de la historia y de los personajes, que no llegan a tener un tono titiritero por el talento demostrado de su director en el manejo de los actores que tanto despreciaba.

La habilidad y el control de Hitchcock de las puestas en escena complejas está potenciada, en esta ocasión, por la tensión inherente al reducido espacio de la balsa y el acontecer incierto de cada uno de sus personajes.

Este “Náufragos” no es la gran obra maestra del autor, ni siquiera es la mejor película del inglés en la década de los 40, pero no por ello hay que menospreciar una obra realizada con inteligencia y con la necesaria planificación de arquitecto del cine que crea una de las películas más entretenidas e impersonales de Hitchcock.

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1 comentarios:

A las 22 de julio de 2008, 19:45 , Blogger Nelo ha dicho...

CARAMIERDA

 

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